Bendecida por Última

La actriz puertorriqueña Miriam Colón interpreta magistralmente el personaje central de la novela de Rudolfo Anaya, ‘Bless Me, Ultima’, en su adaptación cinematográfica.

CHICAGO-  Una actriz legendaria para un personaje legendario.

La actriz puertorriqueña Miriam Colón se transforma por completo en Última, la protagonista de “Bless Me, Ultima”, la novela del escritor chicano Rudolfo Anaya, en su adaptación cinematográfica dirigida por Carl Franklin.

“Bless Me, Ultima”, la novela, fue publicada por primera vez en 1972. Nos narra la historia de Antonio Marez, que radica en Nuevo México con su familia durante la época de la Segunda Guerra Mundial.

Antonio es el menor de seis hermanos y antes de que comience la escuela, a su hogar llega a vivir Última, la curandera del pueblo de su padre, a la que los adultos respetan por su don de sanación y a quien llaman “La Grande” y que se convertirá en la guía espiritual del pequeño.

Originaria de Ponce, Puerto Rico, Colón fue la primera puertorriqueña en ser aceptada en el Actors Studio de Nueva York, y es además la fundadora de la compañía teatral The Puerto Rican Traveling Theater de Nueva York.

Colón logra un sincretismo de todas las facetas del personaje de Última y enaltece el espíritu que le dio Anaya al personaje y logra ser la piedra angular del elenco que incluye al niño Luke Ganalon en el papel de Antonio, la actriz mexicana Dolores Heredia como María, la madre de Antonio; Benito Martínez como Gabriel, el papá del niño; el argentino Cástulo Guerra como el villano Tenorio Trementina; Joaquín Cosío como Narciso y Raúl Castillo.

Del personaje, el filme y lecciones de actuación, charlamos con Miriam Colón.

Ver la obra literaria en cine resulta fascinante. ¿Qué le pareció darle vida al personaje?

Me dio una alegría muy grande. Es de esos casos afortunados donde una versión cinematográfica tiene la honradez y la lealtad al original tan respetuosa e inteligentemente. Me sentí feliz de haber sido llamada para tratar el personaje de Última, me siento como si conociera a Última hace mucho tiempo, la he querido mucho y espero que siempre siga habiendo Últimas en nuestra sociedad.

Eso es lo que celebra, en parte, tanto el libro como la película. Rendirle tributo a los adultos mayores o como se le dice al personaje en la narrativa, a ‘los grandes’. Es que en nuestra cultura hay un respeto hacia ellos, las enseñanzas que nos dan, cómo son parte de nuestra familia, de nuestra historia.

Sí. Usted se da cuenta de cómo en la historia eso comienza con los chiquitos, los jovencitos, con la mamá, con los tíos. Esto es una reverencia hacia Última, la aprecian, la buscan, la respetan. Es muy bonito ver que el autor del guión lo ha captado y que el novelista (Anaya) lo tenía como esencia. Estoy feliz de ver que hayan surgido las personas que se interesaron, que vieron el valor de la pieza para convertirla en un filme.

Y en parte, rescatar el realismo mágico de nuestras tradiciones.

El realismo mágico de la fe. El realismo mágico de creer en los espíritus. Si usted cree en Dios, usted cree en los espíritus. Si usted cree en Jesucristo, cree en los espíritus. Los realismos mágicos se manifiestan diariamente alrededor de nosotros, lo que pasa es que estamos tan ocupados, tan absortos en estar texteando, llamando, cuchicheando, que no nos damos tiempo para pensar, para darle gracias a Dios, para observar la naturaleza, para seguir escribiendo cosas admirables.

«Bless Me, Ultima» nos permite disfrutar una historia bella en cine, pero también rendirle tributo a nuestras voces literarias y conectarnos con nuestra parte espiritual.

Última nos da además el ejemplo con su personalidad. Ella nunca se echó para atrás, se enfrentó al villano (Tenorio Trementina, interpretado por Cástulo Guerra) de la comunidad que la calumnió, la persiguió, levantó un motín contra ella. No quiero decir cómo termina la película, pero ella no cedió.

¿Cómo fue trabajar con el actor que interpreta a Antonio (Luke Ganalon)? Son los personajes fuertes de la historia y son los que deben tener esa compenetración desde el principio.

Quedé maravillada de darme cuenta que tuvieron mucha suerte de encontrar a un jovencito, que se acercara tanto y tan naturalmente al muchachito de la novela, porque número uno, es inteligentísimo, número dos, es como un adulto en la forma de mantener una conversación y  eminentemente un niñito, no se olvida de eso, por la inocencia que registra. Eso difícilmente lo encuentras un actor entrenado. Es suerte encontrar algo que se da naturalmente.

Me habla de técnica, de formación. Y usted es una actriz de una carrera impresionante y que sigue con esas ganas de trabajar y hacer proyectos interesantes como ‘Bless Me, Ultima’.

Estoy feliz de haber entrenado para cuando llegara la oportunidad. Eso le digo muchas veces a los muchachos, hay que entrenar, seguir aprendiendo, no conformarte, creer que ya sabes. Hay muchas cosas que se siguen aprendiendo según uno va intentando conocer al personaje, intentando interpretarlo y al fin y al cabo  es lo que te va ayudar a confiar, es que cuán profundamente penetraste el corazón, el sentimiento de ese personaje, cuánto de la verdad de ese personaje pudiste retratar, mostrar. La diferencia se sabe enseguida. No hay edad para decir ‘ya lo sé’, lo que te ayuda  es qué más hiciste en la cuestión delicada de hacer ese personaje con el sentimiento y la verdad que te da el autor, de eso sí se aprende. Necesitas técnica pero parte es el esfuerzo que tú pones, la técnica de la escuela, de los maestros y lo que te dicta tu corazón.

¿Cómo se prepara para los personajes?

El actor está constantemente viendo, pensando, tratando de compenetrarse en la conducta de lo que hace sufrir o reír a la gente, cuánto de eso comprendes y respetas, te ayuda a interpretar eso cuando te toca. Porque un buen actor trabaja con sus propias emociones y no importa lo que te da el novelista o el escritor del libreto, es una contribución que tú haces que te da mucho más de lo que te da el autor. Por ejemplo, en ‘Última’, yo sé lo que me daba el autor, lo que ella le decía al muchachito, lo que contestaba al personaje maligno que la reta y la acusa y que le trae mal. Me preguntaba: ‘¿Qué más hay de la realidad de esa mujer? El actor tiene que poner parte de su fantasía, añadirla a lo que te da el escritor y el director, esa combinación de las tres fuerzas hace que a veces se logren cosas increíblemente bellas en una interpretación. Eso cuesta mucho dominarlo, pero es posible, por eso la juventud tiene que seguir estudiando, comprendiendo que el teatro, el cine, interpretar la vida de otra persona, es un proceso delicado y cuidadoso pero que sí se puede aprender.

¿Qué le deja  el personaje de Última?

Primeramente, darle gracias a Dios, que me amparó un rol tan hermoso como éste, que surge en el corazón. Apreciar que hay gente en los EEUU latinos y no latinos, que saben el valor que tiene un documento literario como “Bendíceme, Última”. Agradecer que tengamos escritores como Anaya, productores como Mark Johnson, Sarah DiLeo y Jesse B’Franklin y mujeres como Christy Walton, la productora ejecutiva, y todos los que se unieron para poner su colaboración de muchos años para lograr este producto final. Eso es muy afortunado, es algo que no se ve muy a menudo, una contribución grandísima de darlo a conocer, de acercarnos más, de comprendernos y no esperar a que los norteamericanos surjan a escribir sobre nosotros. Nosotros tenemos que seguir escribiendo sobre nosotros y sobre todo aquello que nos inspire y no esperar a que alguien más lo haga.

Publicado originalmente el 21 de febrero de 2013.

Vuelto a publicar en honor a la primera actriz puertorriqueña Miriam Colón (1936-2017) y del escritor chicano Rudolfo Anaya (1937-2020).

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