‘Quería mostrar el alma y el corazón de los que viven en la sombra’, dice Gregory Nava del filme.
CHICAGO — Si Gregory Nava hubiese hecho caso a lo que le decía un productor y quienes protagonizaran “El Norte” hubiesen sido Brooke Shields y Robby Benson, en lugar de ser una película celebrada y de impacto, “hubiese sido un desastre”, dijo el director.
Nava decidió no comprometer su visión artística ni su mensaje para contar una historia que hoy, a su juicio, se mantiene más vigente que en 1983, cuando se estrenó.
Una que ingresó al listado de “películas significativas a nivel cultural” del Registro Nacional de Cine de EE.UU. en 1995 y que ya tiene su versión restaurada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Pero, ¿cuál es la historia detrás de “El Norte”?
Entre anécdotas, recuerdos y datos crudos, el también director de “Mi familia” (1995) y “Selena” contó cuál fue la premisa de su filme.
Uno más de ‘el lote negro’
Apenas iniciaba la década de los 80. Nava, en sus treinta y tantos años, recién había egresado de la escuela de cine de UCLA y tenía un filme en su haber, “The Confessions of Amans” (1977).
Una noche, el director de raíces mexicoamericanas cenaba con una pareja de amigos anglosajones “demócratas progresistas, liberales”, describió.
Fue entonces cuando en la conversación, la dama citó un artículo de Los Angeles Times que comparaba un mapa de Los Angeles, California de la década de los 40 con otro de los 80, y que señalaba cómo el que llamaron “lote negro” —que se refería a la comunidad latina—, había crecido.
“Era miedo y racismo”, dijo Nava de esa reacción. “Le dije: ‘no mires ahí. Uno de los integrantes de ese lote negro está aquí, cenando contigo. Soy uno de ellos’”, contó el director.
Ella no le creyó.
“Me respondió con la ya clásica línea que he escuchado ya tantas veces en mi vida: ‘Tú eres diferente. No eres como el resto de ellos’. Piensan que nos hacen un cumplido. Fue de regreso a casa que pensé que alguien debería hacer una película de esto. Al día siguiente comencé a escribir el guión”, contó.
El viaje con tintes de realismo mágico
Nava quería contar una historia que hablara más de un entorno social y político de la migración y que tuviera raíz en las tradiciones orales de la narrativa latina con cosas muy precisas: Desde el realismo mágico de escritores como el del colombiano Gabriel García Márquez y del guatemalteco Miguel Ángel Asturias; el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas; que el elenco fuera latino, y que mantuviera el idioma y la cultura representadas.
La historia sigue a los hermanos Enrique (David Villalpando) y Rosa (Zaide Silvia Gutiérrez), quien después de que su familia es asesinada en una masacre del gobierno, huyen de Guatemala y emprenden un peligroso viaje a “El Norte” (EE.UU.) para vivir como indocumentados.
“Nací en la frontera. He visto esa situación mi vida entera. Esta sociedad ha dejado a esta comunidad en las sombras, y quería hacer una película en la que se viera su humanidad, en la que se entendiera el sufrimiento y los sacrificios que hacen para venir”, compartió.
La historia de “El Norte” se desarrolla en tres partes:
“Arturo Xuncax”, que es el nombre del padre de los protagonistas e interpretado por el mexicano Ernesto Gómez Cruz, para explorar así la villa maya y el origen; “Coyote”, para representar la frontera, y “El Norte”.
Contar ‘nuestras historias’
El impacto que tuvo este filme cuando se estrenó tiene su peso actualmente.
“Cuando el (ex) presidente de este país (Donald Trump) dice que somos criminales, no hay nada que diga lo contrario. Contar nuestras historias es importante, y no solo en cine o en televisión, también en las escuelas, en la política, en el periodismo. Somos parte de la historia de este país y del mundo, ahora estamos siendo borrados y silenciados”, dijo Nava.
Entrevista realizada y publicada en 2019, a propósito del 35 aniversario de «El Norte».