Actriz, ícono, leyenda. Absolutamente Saritísima.
“¡Zapatitos!”, exclama un asombrado Pedro Infante a bordo de un autobús cuando identifica a la mujer de la que se ha enamorado a fuerza de verla pasar desde el garaje del taller mecánico donde trabaja.
De ella conoce sólo sus piernas. Sabe cómo taconea cuando se desespera o cuando está contenta. Ignora su nombre y la bautiza como “Zapatitos”.
Se imagina cómo será y se crea toda una fantasía pensando que nunca se toparán en la vida. El día llega en un día de tráfico y a bordo de un autobús. En una escena curiosa, Infante queda en el suelo, a los pies de “Zapatitos”. Poco a poco sube la mirada, temeroso de decepcionarse al verle el rostro.
Queda petrificado por la belleza y porte de “Zapatitos”, que no es otra que Sara Montiel.
Era el México de 1952 y esta historia era uno de los fragmentos de la trama de la película “Necesito dinero”, una de las películas que la actriz española protagonizó en ese país, lo que la convierte en una de las grandes divas del Cine Mexicano.
Como espectadora, esa es la primera imagen que recuerdo de la Montiel, de su belleza imponente.
Otros la recuerdan cantando “Fumando espero” con el puro en la mano, otros como “La Violetera”. Cada uno la recuerda de cierta manera, pero nadie puede olvidar su porte y belleza.
Porque la Montiel es una diva internacional. La primera actriz española en triunfar en Hollywood y uno de los rostros más bellos del cine de todos los tiempos. Es belleza y personalidad. Su madre le decía que no era fotogénica, que ella “la había parido guapa”, y ya está.
León Felipe, el escritor y poeta español, la consideraba su musa. “La Mancha en tí mujer, y en mi corazón el dardo”, les escribió alguna vez.
Sus orígenes
María Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Aurelia Esther Dolores Abad Fernández, su nombre completo.
Nació en Campo de Criptana, Ciudad Real, el 10 de marzo de 1928 en el seno de una familia humilde.
Desde pequeña mostró sus dotes artísticas y una singular belleza. «Eres demasiado bella para el cine, lo tuyo es el teatro», le dijo alguna vez el mismo León Felipe.
La belleza de la Montiel era demasiado para todo. Tan perfecta, tan sensual, tan arrebatadora. En una entrevista con motivo de sus 81 años, confesó que su propia belleza logró en algún momento opacarla como actriz.
“Me da mucho coraje eso (…). Lo que quería era cantar y quería ser buena actriz y sabía hacerlo bien. Me llegó la película ‘Cárcel de mujeres’ (1951). Fui a la cárcel de mujeres de verdad para ver cómo se vestían, como estaban dentro de la cárcel, si se peinaban, cómo era la vida de ellas, para coger mi personaje y llevarlo a la película. Katy Jurado y yo íbamos para ver cómo se vestían y cómo hablaban y cómo se peleaban. Estaba muy ilusionada, (pensé) ni me tengo que maquillar, ni me tienen que peinar ni voy a hacer de guapa. Y cuando se estrenó la película, dije: ‘Aquí es la mía, aquí soy actriz maravillosa, la guapura se ha ido al demonio. Pues no. (Los comentarios decían) ‘Sara Montiel con su belleza se sale de la pantalla, vale la pena ver la película por eso’”.
Hollywood y ‘El último cuplé’
Luego de México actuó en Hollywood , debutando en la película “Veracruz” (1955), al lado de Gary Cooper. En la llamada “meca del cine”, hizo amistad con figuras como James Dean. La manchega estaba conquistando el mundo y a muchos hombres a su paso con esa magnética belleza.
Se convirtió en la figura más destacada en España. En 1957 filmó “El último cumplé”, que fue un éxito en taquilla y donde la Montiel además de actuar incluyó varios musicales. Sus interpretaciones de los temas “Fumando espero” y “Relicario” se convirtieron en éxitos inmediatos y clásicos de todos los tiempos.
Muchos éxitos, muchos amores, dos hijos, una gran personalidad y talento únicos. Por eso y más Sara Montiel no es sólo una mujer, es una leyenda.
De vuelta a EE.UU.
La Montiel estuvo de regreso en EE.UU. en 2012, con una gira que comenzó en Filadelfia y que la trajo al Instituto Cervantes de Chicago. Visitó Cincinnati, Ohio; Los Ángeles y San Francisco en California, y Nueva York. Habló sobre su paso por Hollywood, su carrera y cantó.
Al hablar sobre esta gira en entrevista en la cadena Televisión Española, la diva compartió que el secreto de su éxito era su manera de ser.
“Desde chica tenía mi manera de ser, muy preparada, segura y muy amplia, desde que tenía uso de razón. Encontrarme con gente que era importante, no me achicaba. Tengo un orgullo muy manchego”.
Esa tarde en Chicago
Sara Montiel camina por los pasillos del Instituto Cervantes de Chicago y un séquito se aglomera a su alrededor. Quieren un autógrafo, una foto, verla más de cerca, mimarla, abrazarla.
Una de las mujeres que despertó pasiones de todo tipo con su sola presencia en la pantalla, sólo puede despertar eso, admiración y respeto.

El pelo teñido de color borgoña como el de los vinos, lo lleva recogido en un chongo adornado con flores. El maquillaje coqueto, las manos cubiertas de joyas y un anillo en casi cada uno de los dedos, que lucen unas uñas largas pintadas de rosa. Completa el atuendo con un abrigo de mink, un pantalón negro y una blusa de encaje azul marino.
En otra mujer esta combinación podría resultar demasiado. En la Montiel todo encaja perfecto, lo luce con un porte y garbo que no se ha desvanecido con la edad. Qué sencillez, qué memoria y qué gracia. Sara Montiel a sus 84 años cumplidos es una leyenda viva, de esas mujeres que fueron adelantadas a su época y que tiene tantas anécdotas y recuerdos que contar de su paso por el cine, del teatro y de la vida misma que es una dicha que las comparta.
La Montiel dio una charla-concierto en el Cervantes el 27 de abril (2012) una presentación realizada por iniciativa de la Universidad de Cincinnati, donde estará el 30 de abril y 1 de mayo en un simposio.Ignacio Olmos, director del Instituto Cervantes de Chicago dijo que se le rendía homenaje a uno de los íconos más importantes de la cultura «hispánica» y quien fuera el sueño de varias generaciones de españoles.
Me atrevería a decir que no sólo fue el sueño de varias generaciones de españoles, también lo fue de latinoamericanos y norteamericanos. Montiel, que se define como «una mafiosa muy distinguida», recordó que había estado en Chicago en 1954 junto al actor Gary Cooper, -quien cariñosamente le decía «mi Montielito»- cuando asistieron al estreno de su filme «Veracruz» en el ya desparecido Cine Tampico.
«¡Hija mía, que recuerdos!». Estábamos en la promoción, septiembre o octubre, no hacía ni frío, ni calor. Gary Cooper y yo, tuvimos dos días que no sabíamos ni cómo nos llamábamos, fuimos diferentes estaciones, estábamos tan agotados. Íbamos en taxi, pasamos por el cine, paramos nos compramos nuestra entrada, nos quedamos en la parte de atrás, nadie nos vio. (Cooper) puso las ‘patas’ de dos metros encima de la butaca, yo lo mismo y nos quedamos dormidos. Despertamos y vimos a toda la gente alrededor nuestro mirándonos, porque nos habían reconocido».
Una mujer que nació en cuna humilde pero con una belleza descomunal. Comenzó a trabajar a los 13 años y que no ha parado, porque si no, se aburre «como una ostra», que cautivó con esa belleza única que hoy en día hasta a ella la deja sorprendida y que ahora dice, es un «handicap menos».

Se define como «rara» de carácter. Puede presumir que ella no buscó a Hollywood, Hollywood la buscó a tras verla actuar en el filme mexicano «Piel canela» (1953). Es mexicana de pasaporte y española de nacimiento y de patria.
En sus cuatro matrimonios, ha «jugado» con sus dos nacionalidades, dos veces se casó como mexicana, dos como española. No habrá quinto matrimonio, aunque sí tiene por ahí un amor.
«Ahora uno, antes podía tener más de uno». Pionera en la meca del cine, no considera que los logros que han tenido compatriotas suyos como Penélope Cruz y Javier Bardem hubieran sido posibles en su época porque los latinos y los afroamericanos no tenían entonces un lugar.
Ella fue uno de esos pilares que ayudó a hacer el camino.Su primer amor fue el cine y luego el teatro. «Empecé a presentarme a dar conciertos en los teatros de todo el mundo cuando dejé de hacer cine, yo me retiré en el año 1976 con 44 años, entonces empezaba un cine en España no muy bonito, el ‘cine del destape’, me llegaban guiones a mi casa y me hubiese hecho más millonaria, que ya lo era, pero no me gustaba, dejé el cine y empecé a presentarme en los teatros de todo el mundo, en EE.UU. actúe varias veces en el Lincoln Center de Nueva York, en el Fine Arts de San Francisco», recordó.
Dinero, amores y lujos
Por su contrato en el cine de Hollywood de los años 50 recibió $12 millones. Hizo cuatro películas y en su contrato con los estudios Warner se estipulaba que debía hacer dos más. No quiso, el contrato no le gustaba, porque la tenían «amordazada».
Decidió irse a España a hacer los musicales que le dieron fama, como «El último cuplé», (1957) por el que le pagaron 100,000 pesetas al año del estreno.
Amores en su vida hubo muchos. (¿Quién no querría estar con esa mujer?). En México no tuvo romance con nadie y negó una vez más el rumor de haber tenido algo con Gary Cooper. En ese tiempo estaba enamorada de Severo Ochoa, el científico español que fue uno de los grandes amores de su vida. Él tenía 46 años y ella 23.

«Estuvimos juntos hasta 1955, él quería divorciarse, pero mi madre dijo ‘tú no puedes hacer eso’. ¿Me imaginas a mí tomando té con las señoras a las 5 de la tarde? A que no te lo imaginas, y con 23 años, menos».
Tuvo grandes amistades con Marlon Brando a quien definió como «un tren con todo y vagones» y a quien le cocinaba huevos a la manchega y con James Dean, con quien estaba supuesta a viajar con él cuando tuvo el accidente en el que éste falleció.

Con Gary Cooper la unió una amistad especial. Recordó que cuando estaban filmando en México en las pirámides de Teotihuacán, el sol le molestaba a Cooper en los ojos. Ella le solucionó el problema poniéndole unas gotas ¡de anestesia! Y el efecto duraba por más de cinco horas. Luego, él preguntaba antes de rodar,
«¿Dónde están las gotas de mi Montielito?», decía. «Era muy majo»; aseguró que nunca tuvo un romance con él. «Yo estaba enamorada de otro (de Ochoa) y él era un hombre sabio (Cooper)».
Pero otra anécdota más simpática con Cooper durante el rodaje de «Veracruz» fue cuando ella, que se tuvo que aprender el diálogo de memoria puesto que no hablaba inglés, repasaba una y otra vez las líneas que diría al galán de ojos azules preciosos, los más bellos que ella ha visto.
Esas anécdotas e imágenes que dejó absolutamente Saritísima.
(Compilación de artículos publicados originalmente en 2012).