El director mexicano Jorge Fons (1939-2022) presentó en el Festival de Cine Latino de Chicago en 2011 su última película, «El atentado».
Desde su premiada película «El callejón de los milagros» (1995) Jorge Fons no había hecho cine, por la sencilla razón de que no había un guión que le cautivara. Hasta que llegó «El atentado».
Después de ‘El callejón’, con el mismo productor, Don Alfredo (Ripstein) intentamos levantar otra película, a partir de otra novela que se llamó Otilia Rauda pero no pudimos hacerla. Hicimos muchos intentos por hacer un guión que me gustara, que me convenciera él lo que quería era hacerla. Ese guión lo estuvimos haciendo con Vicente Leñero el mismo de ‘El callejón’ y nunca quedó. A mí me atormentaba porque pasaban los meses y el guión no avanzaba. Una noche tuvo un sueño terrible. El poblado donde se realiza la historia,’ Las Bigas’, tenía todas las casas caídas y Otilia Rauda iba en un caballo caminando al revés. Era un sueño extrañísimo», comentó.
Y no la hizo. Pero Don Alfredo no dio marcha atrás. Le fue pésimo. Fons narra que incluso la salud de Ripstein decayó (murió en 2007). Tiempo después, Diego López –productor de «El atentado»- le llevó la novela » El expediente del atentado», de Álvaro Uribe, que tiene como referencia la nota que publicó el diario El Imparcial el 17 de septiembre de 1897.
En esa nota se informaba que un borracho, Arnulfo Arroyo había atentado contra el presidente de México, Porfirio Díaz.
Fons no dudó en filmar la historia, aunque después reconoce, se daba topes con el guión.
«La historia es muy chiquita. Es un hombre del que desconocemos todo y se pasa una noche borracho y a la mañana siguiente, en punto de borrachera, comete esa tontería. Y de ahí lo arrestan y esa misma noche, lo matan. Por eso los tiempos están como rompecabezas (en el filme). Costó mucho trabajo. La novela está escrita de manera epistolar, a través de cartas que se mandan dos de los personajes, a través de eso nos enteramos de todo. Esa novela, bajarla en escenas fílmicas, fue un trabajo enorme, muy elaborado. Pero sí había una historia», recuerda.
El elenco es de primera. Daniel Giménez Cacho, Irene Azuela, José María Yazpik, Julio Bracho, María Rojo, José María de Tavira, Marco Treviño, Silverio Palacios, Arturo Berinstáin , Aarón Hernán,Angélica Aragón, Dolores Heredia, Fernando Becerril y Aislynn Derbez.
«Corderita» (Irene Azuela) tiene sus «quereres» con los personajes de Giménez Cacho, Yazpik y Bracho.
«Corderita es la pasión y es el pegamento de la historia. Ella quiere a todos los hombres de manera muy distinta. Ellos amorosamente son distintos. De una forma, ella es fiel a todos, no se compromete más que a eso, a amarlos. Es un pasaje extraño, muy complejo», describe Jorge Fons sobre el personaje, uno de los protagonistas.
Vista a distancia
«El atentado» se estrenó en México el 24 de agosto de 2010 y se exhibió en 3 mil salas del país.
«Fue algo raro. Todo mundo me decía ‘fui a ver tu película, pero no pude entrar, estaba agotado’. Sin embargo, la quitaron como al mes. Quién sabe qué pasó, pero así pasa. Uno como no tiene la certeza de nada, tiene que aceptar que así son las cosas, pero ya está en DVD», comparte Fons.
Cuando lo invitaron al Festival de Cine Latino de Chicago, aceptó. Era una oportunidad de verla lejos de México, con otros ojos. Y fue aquí donde el director vio su obra con público y ver sus reacciones.
«Me preocupaba hacer una película clara, que se entienda, la película es bastante barroca. Tiene los tiempos y las relaciones mezcladas, es decir, una edición compuesta por secciones», explica.
El contenido «pueblo» siempre ha dicho presente en la obra cinematográfica de Jorge Fons.
En «El atentado» lo vemos de principio a fin, con los sketches de teatro popular –la ya extinta ‘carpa’- que recrean los pasajes de la historia mexicana y de la película.
También procura darle el elemento actualidad. Algunas de las frases que dicen los cómicos de la carpa son frases presidenciales actuales.
«Esa realidad es para traer un poco a la actualidad a la trama, para hacer el cine un poco más grosero. La película es muy grosera, de carpa. Y luego es como un coro griego con narrativa de los últimos hechos. Y en el lunetario está el pueblo», describe.
A pesar de lo fuerte de la historia, hay redención para algunos personajes: el periodista Álvaro Mateos (José María de Tavira) y Tencha (Iazua Larios), que un par de años después será una «Adelita».
«Son pincelazos que uno deja caer por ahí que pueden dar una lectura o simplemente unas imágenes con cierto orden», detalla Fons.
Después de esta película, el director tiene planes de concentrarse en realizar un guión y un filme sobre la realidad actual de México. Del estado actual del cine mexicano, dice que aún hay desventaja, pues el 92 por ciento de la cartelera la ocupan producciones hollywoodenses, el resto es para cine nacional y extranjero.
«Eso aparte de que como negocio y como industria deja afuera a todos los demás, como influencia, es terrible. Inclusive para los jóvenes cineastas, que quieren hacer películas triunfadoras y esas son las de Hollywood. Y la verdad ese cine no le queda al latinoamericano», destaca.
Para hacer buenas historias sugiere simplemente dar una mirada a la historia.
«Voltear a lo que tienen realmente que es mucho, y donde se pueden encontrar más fácilmente y con mayor impacto. Aunque también se sufre. Se están creando unos patrones con el público, que exige cine de esa naturaleza, al estilo Hollywood. Se van perdiendo vínculos con la tradición, con lo propio», acota.
Sin embargo, considera que hay nuevas promesas. Y le gustaría ver un cambio en la televisión, que dice, tiene un poder y un público enorme.
«Tiene un auditorio fabuloso, podría hacer tantas cosas si afinara la calidad de sus proyectos y ser más ambiciosos, en el sentido de aspirar a mejores cosas para que el auditorio crezca, pero no. Consideran que el auditorio es subdesarrollado y medio tonto y hay que estarle dando ese tipo de materiales. Lo digo aquí y lo digo allá. Creo que la televisión debería obligarse a tener mejores contenidos, a aspirar a más. Sería un círculo virtuoso en lugar de un círculo vicioso», comenta Fons.
Su participación en el Festival, le permitió venir a Chicago por primera vez. «Cuando era niño y veía el cine negro de gánsters, decía ‘híjole’ pobre ciudad de Chicago, ahí está toda la violencia. No, hombre, ahorita vengo a Chicago a una tierra de paz. La violencia está allá (en México)».