En su paso por Chicago el 27 de abril, dejaron claro que las tablas y el profesionalismo, no solo lo heredaron. Lo han trabajado, se lo han ganado y contra todo, se levantan y siguen «Perrísimas» y «Divísimas». Y sí: ¡Se abrazaron!
La Rubio y la Guzmán. La Ale y la Pau. La hija de La Pinal y la hija de la Dosamantes. La reina del rock mexicano. La reina del pop latino.
Cuando se anunció la gira, generó expectativa y creó comentarios, críticas. Pero todo eso se calla en el escenario y no en entrevistas ni en dimes diretes. Lo que se ve, lo que se vive, lo que se proyecta, es lo que más importa.
Alejandra Guzmán y Paulina Rubio, más que «Perrísimas», son «Divísimas». Dos mujeres hechas y derechas que se han ganado a pulso, com rebeldía, ser quienes son y a quien le guste bien, y si no también.
Porque claro que tienen actitud. Pero deben de tenerla. Eso es lo que las ha hecho, las levanta cuando es preciso y las sostiene muy en alto.
Qué lujo, qué momento verlas disfrutar cantando. Entregándose al juego de la interpretación, evocando en cada momento, en cada instante, esos temas pasados que las hacen quien son actualmente y que las ha hecho ganarse un lugar no solo en el gusto, en el corazón.
Ellas no son las modositas, las «esposas trofeo», son dos mujeres que han salido adelante por su fuerza, por su templanza y que en el escenario sacan la garra, la fuerza, el pop, el rock, la moda, la actitud, el pasado, el presente y se alistan a un futuro donde podrán decir «no nos arrepentimos de nada».
En esa noche llena de recuerdos, actitud, pop y rock, las divas compartieron escenario en tres ocasiones: al inicio del concierto cantando «Ni tú ni nadie», tema ochentero éxito de la mexicana-española Alaska.
Justo al medio del espectáculo «Es por amor», del grupo argentino GIT y que estuvo antecedido por un compendio de imágenes de las mamás de estas divas, Silvia Pinal (mamá de Alejandra Guzmán) y Susana Dosamantes (mamá de Paulina Rubio).
La primera, una de las grandes divas mexicanas, desde la Época de Oro del Cine Mexicano, y la segunda, actriz que comenzó su carrera desde la década de los 60 y 70 en filmes como «Más negro que la noche» y que es una de las mujeres con más porte, elegancia, presencia que ha mostrado la pantalla mexicana.
Y claro, el cierre de esa noche de tanto «femme power», tenía que ser cantándose una a otra, frente a frente, los temas que se dedicaron hace 30 años: «Mío» (Paulina a Alejandra) y «Hey güera» (Alejandra a Paulina). Podemos quitarlo de la lista de deseos. Se cumplió.
Y hasta abrazo hubo entre ellas. Algo que, es casi un hecho histórico y significativo en la historia del México contemporáneo y del mundo del entretenimiento. Algo que no pasó en los conciertos anteriores.
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