Los ‘Narcos’ mexicanos llegaron primero a la literatura que a Netflix

Portada del libro "Los rostros del narco". (Dominio público/internet).

Relatar la violencia generada por el narcotráfico de una manera objetiva dio por resultado la narcoliteratura de ficción e investigación, que de alguna manera facilitó que haya un producto tan completo en la serie de Netflix.

En México se escribe narcoliteratura, un género que tiene como protagonistas a narcotraficantes, víctimas, prostitutas y que habla del lado difícil de una supuesta vida o camino fácil para obtener dinero.

Los títulos literarios sobre narcoliteratura se encuentran en la lista de los 100 más vendidos en Amazon.

Como ejemplo, “Los señores del narco”, de Anabel Hernández.

Los escritores actuales se han visto absorbidos por esa realidad que les rodea. Pareciera que no se habla de otra cosa que no sea el narco. 

¿Es  algo necesario? ¿Es válido?

No debemos olvidar que la literatura plantea las realidades de los individuos, en su forma más cruda, real o fantástica.

En el caso de la historias de los narcos, su narración tiene un origen más humilde y más arraigado en la cultura del mexicano promedio.

Primero fueron las narraciones de forma oral y luego estuvieron los corridos, canciones en forma de balada que narran acontecimientos de la historia de México y que tuvieron su mayor auge durante la época de la Revolución Mexicana.

Los corridos pueden cantar hazañas de personajes y hechos simples hasta los más fantásticos e históricos.

Fue el corrido, el primer medio para contar las hazañas de los “pesados” del narcotráfico, contando sus logros, sus enfrentamientos y hasta su muerte.

El corrido documenta su existencia entre el pueblo y  hechos en ocasiones a “pedido” de un señor poderoso del narcotráfico, les da un toque romántico e idealista.

Luego están los artículos periodísticos que derivaron en investigaciones, denuncias y en libros, ahora asociados bajo un género que no existía, derivado de esa misma cultura: La narcoliteratura.

Uno de los padres de esta corriente es el periodista Jesús Blancornelas (1940-2006) , fundador del semanario “Zeta” (fundado en 1980) y establecido en la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja California y  dedicado desde entonces a la denuncia sobre el el modus operandi del crimen organizado y sus nexos con la política. 

Blancornelas se distinguió por desde su tribuna periodística, por hacer crónicas e investigaciones periodísticas sobre el narcotráfico.

El profesor y escritor sinaloense Arturo Santamaría Gómez, coordinador de libros como “Las jefas del narco”, apunta que sin embargo, el primer libro o novela sobre el género del narcotráfico, es “Nacaveva, diario de un narcotraficante”, publicada en su primera edición en 1967 y de autor anónimo, donde se narran las confesiones y revelaciones de la vida de un narcotraficante.

Narcoliteratura, entre la ficción y la investigación

La narcoliteratura cuenta con dos divisiones: Los libros de ficción y los de investigación. 

Mientras la ficción se queda y plasma, el lado colorido y hasta aspectos costumbristas de la vida y estampa del narco  que van desde la violencia, moda -las botas picudas, cintos piteados, cadenas de oro, texanas, armas doradas- o culto a la Santa Muerte, la investigación ahonda en las causas sociales y el lugar histórico de los hechos. 

Santamaría Gómez  destaca a Luis Astorga como el pionero de la investigación académica con sus libros  como «El siglo de las drogas» .

“Un análisis cultural importante fue el de José Manuel Valenzuela ’El jefe de Jefes’”, destacó.

Como parteaguas del género en cuestión de venta, destaca el libro  “Los señores del narco”, de Anabel Hernández.

Están luego novelas de tipo ficción como “La reina del sur”, del español Arturo Pérez Reverte o “Los trabajos del reino” del mexicano Yuri Herrera.

El nacimiento de lo que se denomina como narcoliteratura, es para Herrera algo necesario.

“Es importante hablar de los temas más difíciles y en los registros más variados, nos gusten o no. En ese sentido ha sido importante que haya una literatura que toque el tema. Creo que la literatura puede ayudar, de ese modo, a crear ciudadanos reflexivos, que enfoquen de manera novedosa sus problemas”, comentó Herrera.

Por su parte, la escritora mexicana radicada en España, Lolita Bosch,  autora del libro “Campos de amapola, antes de esto. Una novela sobre el narcotráfico en México” y considerada una de las voces actuales que ha sabido hablar en su literatura de la violencia actual en dicho país, dice que la ficción sobre el narco, en sí misma,está actualmente en un punto de cambio.

“La narcoliteratura era un género previo a la guerra, ahorita hay nuevos autores que revisan sucesos específicos que tienen que ver con el narco y lo recrean literariamente para pensarlo, no tanto para exponerlo.

Lo que sí creo es que la estructura de la ficción, con contenido de investigación, nos permite realmente entender. La investigación nos deja demasiado perplejos, a veces, y nos cuesta vincularlo con cierto tipo de humanidad. La estructura de la ficción, en cambio, que es lo que (Jacques) Lacan decía que era la verdad, nos permite entender. Algo fundamental en estos días”, resaltó.

¿Cómo se escribe un libro sobre el narco?

Redactar un libro o hacer periodismo sobre el narcotráfico puede ser mortal en México. Jesús Blancornelas recibió amenazas y atentados de muerte, pero murió por un cáncer de estómago. 

De acuerdo a datos del Comité para la Protección de Periodistas, desde 2010 a la fecha (mayo, 2014) en México han sido asesinados 31 periodistas y trabajadores de medios de comunicación, en su mayoría por ataques del crimen organizado.

En Sinaloa, según Santamaría Gómez, no es tan arriesgado escribir un libro sobre el tema. “Durante tanto tiempo fue tan abierto por la aceptación -del narco-, por la legitimación social. Aunque no se puede hablar con los grandes señores, hay miles y miles de personas involucradas en él”, destacó.

Bajo este tema, Lolita Bosch considera que la investigación sobre el narco documentada en libros es esencial. 

“Es como hoy estamos informándonos, con profundidad, de lo que ocurre. Si bien supone un riesgo para quien la hace, considero que aporta información, contexto, perspectiva y verdad. Porque a menudo lo que sabemos del narco está inflado y mal contado, sobre todo por la prensa masiva”, destacó.

La narcoliteratura no es, entonces, una moda pasajera. Sirve como testimonio de una realidad que afronta México y es motivo de estudio y punto de lectura.

Libros requeridos

-«Los señores del narco», Anabel Hernández.

-«La reina del pacífico», Julio Scherer.

-«El Cártel de Sinaloa», Diego Osorno.

-«El narco en México», Ricardo Ravelo.

-«El último narco», Malcom Beith.

-«Historia del narcotráfico en México», de Guillermo Valdés. Castellanos.

-«El jefe de jefes», José Manuel Valenzuela.

-«Los rostros del narco», Rafael Rodríguez Castañeda y reporteros de la revista Proceso.

-«Las jefas del narco», coordinado por Arturo Santamaría Gómez.

-’El cartel’, Jesús Blancornelas.

-«Campos de amapola antes de esto. Una novela sobre el narcotráfico en México», Lolita Bosch.

Artículo publicado originalmente, el 30 de mayo de 2014. Con algunas ediciones, para actualizarlo al contexto actual de «Narcos: México» (Netflix).

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